lunes, 25 de abril de 2011

Una vez me enamoré de un poeta

Una vez me enamoré de un poeta.
¡Qué chico tan culto!
Todo el día leyendo
versos sueltos de Salinas
y sonetos de Quevedo.

Una vez me enamoré de un poeta.
¡Qué chico tan profundo!
Todo el día escribiendo
sobre borrachos como Bukowski
o sobre olivos como Machado.

Una vez me enamoré de un poeta.
¡Qué chico tan sensible!
Veía un gorrión,
sacaba su cuaderno
y anotaba unos ripios.

Una vez me enamoré de un poeta.
¡Qué chico tan altivo!
Como él era tan elegante
que veía en VO cine checo
de autores cuyos nombres
solían terminar en -ovski,
fumaba en pipa
y leía versos de Georg Trakl,
podía mirar a sus lectores
por encima del hombro,
que total,
-no está hecha la miel
para la boca del asno-
solía decir.

Una vez me enamoré de un poeta.
El tío era un dandi en sus poemas.
Y un patán en la vida real.


Sweet

4 comentarios:

Crasmir dijo...

Me ha encantado. "El tío era un dandi en sus poemas. Y un patán en la vida real" Me encanta. Simplemente, genial :)

Marguerott dijo...

A mí es que me da la impresión de que esta gente tan fina y tan ególatra no puede traer ná bueno. Y eso que en realidad nunca me he enamorado de ningún poeta.

Me alegro mucho de que te guste. Y ooootra vez, muchas gracias por pasarte :)

Anónimo dijo...

el otro día en callejeros salió uno que era escritor y presumia de que él solo estaba para lo suyo y parecia un patan con mujer y todo. ¿Quién puede aguantar a un tontorrón como ese con toda su cultureta? yo no .

Marguerott dijo...

Hay que tener mucha paciencia para eso. Demasiada. Y yo la mía no la guardo en dosis tan grandes.