jueves, 3 de marzo de 2011

Crónicas del poeta iluso

Ella era una soñadora, una de esas personas de alma sutil que encuentran poesía en lo vulgar de la ropa tendida al sol. Una de esas mujeres que buscan a un bailarín experimentado de la cuerda floja para hacer malabarismos con sus silencios a media tarde. Y lo encontró.
Él era un mimo de lo cotidiano, un escultor de las palabras. No tardó en hacerla actriz principal de los poemas más tórridos, de los relatos más leves y de las funciones donde el mundo no era más que un simple extra sonrojado a la sombra de la presencia de ella. Era un simple títere mecido en manos de la poesía, a la que se acostumbró a tratar como a ese monumento adolescente que se podía permitir el lujo de rehusar un baile con un tipo como él. Exactamente igual que su musa.



Sweet


1 comentario:

Marguerott dijo...

Ala, que no se diga que un tuit (o dos) no puede servir de base de nada.