Yo sé que me conozcáis o no, todos tendréis claro ya a estas alturas que soy una persona muy madura y que tiene muy claro lo que tiene, no como vosotros, desafortunados mortales, que andáis perdidos por la vida y vagando.
Pues bien, cuando sea una señora respetable y jubilada he decidido que me voy a apuntar a pilates, a aquagym y a todas esas cosas de tener entretenidos a las señoras. He pensado que para ese entonces tendré una melena que será más o menos así:
Y que el afortunado señor de FM, padre de mis hijos y abuelo de mis nietos será más o menos así:
Pero con barba, que yo a los hombres sin barba como que no los termino de ver. Como la ciudad ya nos vendrá demasiado ajetreada porque claro, ya tenemos una edad, decidiremos vender el ático en la ciudad y mudarnos a una casa pequeñita en la playa, tan lejos, como para que las niñas no llamen diciendo: "Mamá, ¿te puedes quedar con los niños...?" pero tan cerca como para que puedan pasar un mes de verano allí y yo termine gritando que es el último que dejo que se queden allí, que me tienen loca ya, con lo tranquila que yo estaba y que a ver si vienen sus padres pronto a recogerlas. La casa vendría a ser algo parecido a esto:
Con suelo de gres y bien pequeñita, que el señor de FM y yo necesitaremos que sea fácil de limpiar, porque ya tenemos una edad, pero eso sí, somos muy aseados los dos. Es imprescindible que tenga un balcón con vistas al mar, para poder salir a pintar con luz natural.
Aunque claro, también habrá que aprovecharlo para más cosas, y como al susodicho y a mí nos encanta leer, cogeremos uno de los títulos de nuestra completísima biblioteca particular y saldremos a leer con la brisa del mar. Muy idílico todo.
Y como estaremos muy ocupados entre actividades del IMSERSO, pintura, lectura, paseos por la playa, viajes y además la televisión ha ido degenerando progresivamente en un arma de control masiva, hemos decidido que no vamos a tener nada de eso en casa.
Como él sabe cuánto me gusta cocinar, y cuando nuestras nietas vienen adoran ayudarme a hacer tartas y magdalenas, decidimos que era importante tener una cocina muy grande, de esas que tienen una isleta en medio.
Y como también sabe que cuando era pequeña, nunca me dejaron tener perro en casa y que siempre quise tener uno, tendremos uno blanco, muy pequeño y peludito, para que den muchas ganas de achucharlo.
Vamos, que me conformo con muy poquito.